Calmar la ansiedad

Jefrey Brantley “Calmar la ansiedad”

“Anne se despertó en mitad de la noche con el corazón acelerado, empapada en sudor, en estado de shock. La asaltaron pensamientos de muerte inmediata. Tenía un ataque de pánico. Había ocurrido antes. Había tenido ataques de pánico durante tres años y se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico. Se había dado cuenta de que ocurría con más frecuencia cuando estaba estresada. Esa mañana, Anne le había contado a su mejor amigo que su trabajo y la ruptura de una relación de ocho meses “la había estresado mucho”. A medida que transcurrían los minutos Anne se sentía cada vez peor, el pensamiento “odio estos ataques de pánico” se insinuó en ella. “¡Es el último! Ni siquiera puedo respirar. Creo que voy a morirme”.

Entonces Anne recordó lo que había aprendido en su clase de conciencia plena. Observó el miedo y el malestar, y las intensas sensaciones físicas de su organismo. Abandonó la cama y tomó asiento en la silla en que meditaba cada día. Se concentró en su respiración, en cada aliento, hasta ser consciente del instante. Aún sentía terror, pero también era consciente de un espacio interior capaz de contener al terror.

Anne recordó algo acerca de la mente del principiante; acerca del intentar abordar cada experiencia como si se tratara de la primera vez; acerca de que las ideas preconcebidas sobre la experiencia no sirven de ayuda; de que el modo en que ratas lo que te está sucediendo en realidad puede empeorar las cosas. Anne intentó enfrentarse al ataque de pánico como si no lo hubiera vivido nunca. (…) Se dispuso a prestar una cuidadosa atención a la experiencia física, emocional y mental real que se manifestaba en forma de ataque de pánico. Dejó que las sensaciones fluyeran libremente, como le habían enseñado. No era fácil. tuvo que volver reiteradamente a la respiración para concentrarse.”

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