La aceptación radical reúne una serie de características concretas:
- Finaliza la lucha contra la realidad: asumimos que no tendremos lo que hemos perdido.
- Soltamos el objeto: podemos pensar en lo que hemos perdido (un trabajo, una relación, un objeto valioso, una oportunidad, una condición física…) sin rabia y sin tensión.
- Soltamos el cuerpo: el cuerpo está relajado cuando pensamos en el objeto.
- Sentimiento de tristeza: asumir que no tendremos el objeto implica un duelo, y por lo tanto, tristeza. No puede haber aceptación sin tristeza. Si no hay tristeza quiere decir que en el fondo tenemos la esperanza de conseguir el objeto.
Para desarrollar la aceptación radical nos basamos en estos principios:
- La realidad es como es. No podría ser de otra manera. Además, “todo es perfecto tal como es”
- Cada suceso tiene una causa. Que no conozcamos las causas no quiere decir que no existan.
- La vida merece la pena incluso aunque tengamos que sentir dolor.
La clave para la aceptación radical está en superar las dificultades y los prejuicios de la Aceptación:
- “aceptar significa aprobar la situación y que no queremos cambiar nada”: Falso. Aceptar que nos despidan implica que hacemos lo que podemos por cambiarlo pero no nos resistimos.
- “Cuanto mayor es el dolor mayor es la dificultad para aceptarlo”: Verdadero. a veces aceptar puede producir incluso sentimientos de culpa si no se entiende bien el concepto.
- “Siempre creemos que tenemos algo de control”: Verdadero. nos negamos a asumir que muchos sucesos de la vida escapan por completo de nuestro control.
- “Siempre podemos elegir comportarnos de otra manera”: Falso. Nuestra genética y nuestra educación delimitan en gran medida nuestra capacidad de actuación, según confirman numerosos estudios científicos.